domingo, 19 de abril de 2015

Deseo ajeno.


Ni por un momento dudé de que dudaba. Ni por un momento creí en mí. Ni por un momento me hallé cómodo. Todo ello producto del creciente desánimo que me producía la situación. Notaba como aquello en lo que sustentaba mi futuro se caía como castillo de naipes, se derrumbaba presa de la disconformidad del destino. No era yo quien me había trazado la vida, sino aquellos que decían querer lo mejor para mi, y solo me veían como una sombra de su ayer, como una posibilidad de reconstruir aquello que hicieron cenizas en su juventud, y que eran, por entonces, sus sueños. No me desean lo mejor. Me desean lo mejor para sí mismos. No comprenden que su error es suyo, que yo no soy el replay de su vida, que no puedo salvarles de su decepción. He crecido queriendo ser algo que no soy, con unas expectativas que incluso yo creía que eran mías. Y no, son de esas personas, que deseaban volver atrás, y rehacer lo deshecho, vencer al tiempo, y vengarse de aquello contra lo que tanto imprecaron por arruinar sus sueños. No somos monos de imitación, ni una segunda oportunidad. Somos únicos e incomparables, más de lo que creen, y, por desgracia para ellos, terriblemente independientes. Ya lo dijo Sartre, estamos condenados a decidir por nosotros mismos. Luego, intenta al menos decidir algo que te haga mínimamente feliz, por encima de algo que haga feliz a los otros. Porque ellos serán felices con tu felicidad. Pero creen que la felicidad es común a todos lo seres. Y la felicidad es tan individual como el sentir, es tan única como un amigo, una conversación, o un beso. Vive conforme a tus reglas, no buscando agradar. Ello solo te llevará a no realizarte, y estancarte en algo que no eres, ni serás. Serás eterna utopía de felicidad.


miércoles, 8 de abril de 2015

Increpo a la frialdad.

Pinté de azul metálico la fachada de mi ser, y ni un solo sentimiento dejé libre. Luché por ser frío, vencer al dolor, y exiliar al llanto. Besé sin amor, no busqué el sentir, perecí por dentro, mi alma se marchitó. Maldito ser imparable que habita en el hombre, que nunca se rinde, y lucha y lucha y lucha, hasta prevalecer. Murió así mi lucha insensible, caída por la lluvia perpetua de golpes del inconformismo humano. Del yo también quiero sentir. Del querer haber querido, del sentir el no haber sentido, del odio por no haber vivido. No me queda sino una capa de color rojo, de blanco, de gris, de negro. Pero ni rastro de mi frío azul metálico, ni rastro del rostro imperturbable, ni sombra del alma inmisericorde. Ya solo queda aquí tu nombre y la promesa de que eres lo que mas deseo en todo el orbe. 
¡Retorna, sentir vacuo e inhumano! ¡Inhibe mis emociones! No me permitas increpar a la muerte, al destino, al amor no correspondido ni al maldito instante, no quieras de mi sino la crueldad y el panteísmo, el más resignado existencialismo y la promesa de no caer en el abismo
de emociones. Te pido que no me des ilusiones. Que no me des pasiones. Dame ganas de no vivir viviendo, el automatismo del robot de hierro, la tranquilidad del loco que exprime a las naciones.
Solo quítame la espina del amor.



viernes, 3 de abril de 2015

Solsticio emocional.

Poco a poco sale un racional Sol entre esta densa capa de dudas. Por fin se vislumbra el siguiente paso, se abren puertas que se mantuvieron cerradas hasta ayer, y aquellos caminos que resultaban insondables, ahora se muestran transitables. Un nuevo horizonte nace sobre las cenizas de aquel que antaño fuere de dudas. Un horizonte repleto de oportunidades, felicidad y ansias de superación.
Acaba aquí una complicada y hostil etapa vital, donde las decepciones y el miedo han sido protagonistas. Ahora llega la realización personal, la búsqueda del fin último, la defendida por Thomas Jefferson búsqueda de la felicidad.
Por las praderas del sentir ya sopla el buen hado, el destino por fin alinea los astros para que nos hallemos ante el inicio de una encrucijada de emociones que nos llevarán al cumplimiento de nuestros cambiantes y volubles sueños, hasta el nacer de una nueva realidad, ansias de vivir, y nuevos deseos.