jueves, 22 de marzo de 2018

v = t/d

Nunca se sabe que pasará, ni que está pasando. El tiempo es así, está relacionado con la distancia, o eso decía aquel majara de los pelos largos. La incertidumbre nace cuando miramos a lo lejos en el tiempo, o a lo lejos en la distancia. Jodido, pero no hay otra forma de existir que la incertidumbre. Puedo saber con bastante exactitud que haré mañana, pero no que harán en Marruecos. O Liubliana. O en el seismo de su cadera.
Puedo saber que ocurrirá en mi habitación ahora mismo. O mañana. Pero no me pidas certidumbre a largo plazo. No lo sé. Lo único que transmite certeza es el aquí y el ahora. Si algo es certero, es que ocurre. Si no lo es, depende de un puede ser, y no es, por tanto, algo medianamente seguro. Y si es relativo no ha ocurrido, y por ende, no existe. Solo tenemos el carpe diem. Perdón por tantos tópicos, soy un personaje apasionado por la invención y la locura, y me estoy ablandando al mainstream. Pero me sobran las horas y los océanos, pues solo quiero tiempo y certeza de sus labios. Me sobran aviones, coches, días, noches. No me sobras tú, pero cuando me faltas sí. Porque deseo tu ahora, tu aquí, no el remoto reflejo audiovisual de tu rostro, ni el reflejo telefónico de una voz cansada. Necesito labios, piernas, alma, sangre, corazón y risa. Y no tengo nada más que lo que me sobra, y me falta todo aquello que anhelo.
Canguelo. Ganas de verte, pero no. Porque el sabor del vicio es dulce, y su falta, agria y dificil. Porque la ausencia es más grande cuando has vivido la presencia. Porque en esencia la ciencia de mi inconsciencia es desear ser menos consciente y más yo, menos carne de cañón, más noches de tributo, más acumular Impuesto de Valor Añadido a mis ganas eternas de tenerte conmigo. Pero solo tengo un reflejo audiovisual y el audio entrecortado que suelta mi móvil. O los textos insustanciales que me privan de disfrutar de tu lenguaje no verbal, o de tu lenguaje de lengua salvaje, y tus ganas de sudar, o besar, o reír, o tu estar.
Estate, está. Quítame peso descontando carantoñas. Mira como hipoteco mi vida por dos momentos buenos al mes, que son el remanso del ciclo, la paz del alma, el atemporal intervalo de distancia cero.


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