viernes, 19 de junio de 2015

Arritmia del tiempo.

El tiempo es una trama, una idea, es subjetivo. Se detiene para bien y para mal. Se acelera por suerte y por desgracia. Se desvanece entre los dedos ante el contacto de tu piel. Muere en la orilla de tus labios, deja de existir en la curva de tu cadera, y se vuelve intrascendente cuando miro tus ojos. Es azar, el tiempo. No son segundos cuadriculados, eso es puro convencionalismo. Son notas musicales, que alternan entre las profundas y pausadas redondas y las apresuradas y calientes fusas. Mas que en segundos, el tiempo se mide en latidos, en sonrisas y caricias. Se mide en desgracias, en la misma mierda de siempre, o en el cielo de los instantes a tu lado. El tiempo es arritmia, es incoherencia, es subjetivo, es azaroso, e incontrolable. Por encima de un tic-tac es un pálpito descontrolado, es desincronización, es pérdida de los esquemas y de las convenciones. El tiempo es a la naturaleza lo que el amor a los hombres, descontrol, y bajo ello, un sentir extraño de que todo funciona demasiado bien, como si se basara en leyes. Y no hay mas ley en ellos que el azar y, si acaso, el destino. Es puro flujo ininteligible.

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