viernes, 8 de julio de 2016

Encadenar al ser al pasado.

Cada día es una Reminiscencia. Cada día recuerdo mi pasado, recuerdo lo dicho y hecho, recuerdo los momentos, los instantes, los sentires. Los recuerdo, mas no los repetiría. Lo aprendido, es un hilo. Un hilo de ovillo que no se gasta, el hilo de la vida, las esencias y los instantes de pasión. No pasión de color rojo, pasión de arcoiris, de amalgama vital. Este hilo comenzó a hilarse con rapidez, de ahí los continuos nudos y enredos. Ahora, habiendo vivido lo pasado, habiendo sufrido, habiendo sangrado, me tomo con calma el uso de las agujas. Voy componiendo un telón con el hilo, aprendiendo de los fallos, nunca negativos, siempre una enseñanza que llevarme a la cabeza. Quiero comer en el regazo de la esencia, quiero acostarme cada noche sintiendo el placer de la compañía de la realización, quiero dormirme besando al destino, rezando al desatino que me libre de vivir en el olvido. Soy un poeta con alma de exconvicto, soy la poesía de Dios en un plato de maná, soy quien desnuda a la vida con la vista, y contra el balcón del carpe diem la posee con carisma. Cierto, me invaden las dudas con frecuencia. Pero lejos de vivir en la tristeza, me tiro de cabeza a la piscina de los sueños, sin prudencia. No temer es el clavo ardiendo al que me aferro. Ya temí antes, y morí cada segundo, cual loco y enrabietado viejo perro. No quiero más cadenas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario