Lo único que es seguro es que lo mejor
es no vivir de las imágenes. Esforzarnos en conocer a las personas,
ese ha de ser nuestro objetivo. No podemos saber como es alguien solo
por la imagen que nos ofrecen de sí mismos. No podemos tachar a
Sabina de borracho, y olvidarnos del poeta. Ni olvidarnos a su vez
del lado humano de muchísimos multimillonarios. El propio Nicola
Tesla era un desastre en cuanto a relaciones sociales. ¿Y no era
acaso un genio? Ciertamente, nadie es perfecto, pero los defectos no
deben clasificar a las personas. Porque no hay nada más relativo que
el pensamiento humano. Lo que a uno le gusta, a otro le desagrada. Y
hay incluso gente que busca lo desagradable. Luego, ¿por qué
enrocarnos en prejuicios? ¿Por qué no buscar hacer un balance de
cualidades y defectos antes de lanzarnos a formarnos juicios sobre
las personas? Antes de intentar valorar a alguien, busca conocerlo.
Las primeras impresiones son a menudo traicioneras, y solo la
confianza y el tiempo nos llevarán a entender de verdad como son las
personas. No nos equivoquemos: El propio Napoleón no era solo un
corso enano y temperamental, ni Einstein un loco que no sabía
matemáticas.
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