lunes, 23 de marzo de 2015

¿Vivir? mejor a doble o nada.


Me he cansado de jugar sobre seguro. Quiero arriesgar, sumarme a esa gente que se equivoca, y se equivoca y se equivoca. Porque solo esa gente vive, y sabe vivir. En los tropiezos están las enseñanzas, y el que no arriesga, no gana. Puedes perderle mil veces el pulso al sentir, pero aquella vez que ganes, lo harás a doble o nada, y el azaroso destino te conducirá a una felicidad sin par. Vivir sin riesgo es desaprovechar el 50% de las posibilidades de la vida, es vivir parcialmente, es satisfacer temporalmente tu yo. Pero no te aporta unos estables cimientos emocionalmente hablando. No te sientes lleno, ni verdaderamente satisfecho con lo que tienes. Es una felicidad vacua, caduca y terriblemente superficial. No aporta emoción, ilusión, ni expectativas. Solo conformismo, formalidad y un alto grado de convencionalidad. Es una realidad difusa del sentir, una mala imitación de la vida, una burda búsqueda de la comodidad por encima de nuestra realización que nos lleva a perder lo que nos identifica como personas: la expectante emoción del que juega al "all in" en lo referente a los sentimientos y la tozudez del que se juega la dignidad al as de corazones.



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